llegando a san José de la Estrella
los muros aparecen pintarrajeados
en manchas negras
acaso indicando una marca.

El blanco en el suelo, con líneas
entre paralelas diciendo: "Pare"
y más allá el muro se alarga
y unos cuantos espacios brillan
entre el verde y la tierra.

El día transcurre lento,
en el otoño del silencio.
Pero hay magia y misterio
en cada hoja.
Bajando por la calle de san José
aflora un resalto en amarillo
y casi llegando a la orilla
de Lago Caburga, las líneas
recuerdan al viajero
que debe parar.

Y regreso dando la vuelta
por detrás de san Rafael
Bajando por la calle de san José
aflora un resalto en amarillo
y casi llegando a la orilla
de Lago Caburga, las líneas
recuerdan al viajero
que debe parar.

Y regreso dando la vuelta
por detrás de san Rafael
y retorno
para ver que las otras señales se agotan
aunque las hojas del otoño vuelan despacio
mientras duermen los caracoles.

Disfruto esta mañana y pienso
o tal vez deseo entre los versos
que regresen los humildes signos
del pavimentado suelo de mis calles
y las andrajosas etiquetas de las calzadas
recuperen la belleza de sus nombres.

Quizá para mañana
o dentro de unos días
los colores se vistan de señales.
para ver que las otras señales se agotan
aunque las hojas del otoño vuelan despacio
mientras duermen los caracoles.

Disfruto esta mañana y pienso
o tal vez deseo entre los versos
que regresen los humildes signos
del pavimentado suelo de mis calles
y las andrajosas etiquetas de las calzadas
recuperen la belleza de sus nombres.

Quizá para mañana
o dentro de unos días
los colores se vistan de señales.
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